De solo pensar en un payaso hay quienes se echan a reír por su manera de ser, mientras que otros expresan el desagrado que sienten hacia estos personajes, que son el alma de las fiestas infantiles, para envejecientes y “baby shower”.

Con sus coloridos trajes, caras pintadas, zapatos grandes, nariz roja, sombrero y peluca, en algunos casos, los payasos traen a la memoria gratos y no tan buenos recuerdos en quienes han sabido disfrutar e imaginar con ellos y aquellos que sienten temor al verles.

Pero lejos de lo que se ve de frente, debajo del gran disfraz en el que se encuentra un payaso hay un ser humano, alguien que tiene buenos y malos días, pero que se olvida de todo cada vez que ha de salir al escenario.

 

 

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